November 04, 2006

 

Ahmedabad

Contrario a lo que preveía, los fines de semana también están llenos de actividades. Hoy no paramos en todo el día y la maratón continúa mañana domingo. Por la mañana nos llevaron a visitar un centro de apoyo a microemprendimientos rurales y luego a un organismo del estado que trabaja políticas de fomento a microempresas en varios niveles. Comimos a los apurones nos fuimos a visitar una institución que trabaja con ciegos y discapacitados, en labores productivas.

Todo es precario y con un color único. Uno siente una pena que viene del fondo del alma cuando ve esos niñitos de no más de tres años mendigando desesperados por cualquiera cosa, ya sea unas pocas rupias o un bocado que llevarse a la boca. Intento generar un diálogo con algunos ojitos perdidos en una desesperanza que lleva siglos, pero hay un puente de incomprensión que no puedo flanquear aunque quiera. Los ojitos sólo quieren moneditas, mas moneditas. Cuando consiguen algunas, salen corriendo en busca de más. Hoy estuve con tres de ellos, preciosos, siempre descalzos y mugrientos más allá de lo que uno pueda imaginar. Luego el micro siguió viaje, y ellos quedaron ahi, anclados en la sombra del paredón semiderruido, sentados sobre la tierra, esperando la nada que no va a llegar nunca. ¿Que hará que el destino decida que unos puedan tener y otros no?. ¿Que será? Es una miseria profunda y triste ante la cual uno no puede evitar llorar (aunque algunos le saquen foto a la tristeza, como objeto de decoración...)

La tarde la dedicamos a caminar por una de las avenidas de Ahmedabad. Muchos puestos de venta de telas y ropa. De nuevo montones de motonetas y ringshaws haciendo sonar sus bocinas en todo momento. Las veredas usualmente están destrozadas. Y la gente estaciona allí infinidad de motonetas, y unos pocos autos que en su mayoría son de marcas que se producen en el país. La ropa es muy barata, y pude comprar un par de regalitos interesantes, con los que seré un rey por pocos dólares. Hay muchas baratijas que resultan interesantes porque en Argentina, a la vuelta, serán únicas por su rareza. Sobre los negocios de la planta baja, abigarrados, edificios de departamento de no más de tres o cuatro pisos. Descascarados, con las ropas colgando de los balcones, sin ningún tipo de orden urbanístico ni criterio estético. Acá s una costumbre escupir y sonarse los mocos en cualquier lado, y uno de los lugares prdilectos parecen ser los balcones de los edificios,. Entonces las paredes están en muhcos de ellos decoradas las señas que van dejando los gargajos

Pero lo más lindo de esta tarde fue la sensación de libertad de poder vagar por la ciudad, perderme en el gentío de la avenida, estar en contacto con el verdadero pulso de la india, meterme en los negocios, hablar con la gente, sacar fotos, pararme en cada esquina a mirar y admirar detalles únicos, inconseguibles. Uno desea en ese momento que la cabeza sea un disco rígido que pueda vaciarse de tanta información innecesaria para llenarse de estas imágenes. En esa contemplación estaba, cuando de repente veo pasar frente a mis ojos, caminando en el medio de la avenida, y en sentido contrario al tránsito, un enorme elefante conducido por un hábil indio, sentadito allá arriba en su cabeza. Las motos y los colectivos lo esquivaban como en Argentina lo hacemos con los carros tirados a caballo, mi elefantito era parte natural de este paisaje urbano.

La india es todo este contraste. Pasan los días y uno no para de sorprenderse.

November 02, 2006

 

Paseo ruso

Gujarat es un estado seco. Así se declaran, porque está prohibido el alcohol. Y cuando acá prohiben, no se andan con eufemismos: prohiben. La leyenda dice que rige ley seca en honor a Gandhi que nació y comenzó a predicar en esta región. Nos lo advirtieron al comenzar el curso, con el fantasma de una larga reclusión por violar esa ley. Ya bastante trabas tuve, y hay que disfrutar en paz. ¿Pero quién puede hacerle entender eso a dos rusos de la planicia siberiana que necesitan el vodka como yo el mate? Andreev y Andrew todas las tardes comienzan sus arreglos con un dealer local que los pasa a buscar en una van y los lleva al centro de la ciudad, como a unos diez kilometros, para conseguir chupi. Algunos amigos se le prenden a la excursión, unos para sumarse a la búsqueda de alcohol, y otros para respirar un poco de aire fuera del campus, y hacer las primeras compras. Como ayer no pude ir a la ciudad, hoy me sumé al grupo.

Con las últimas luces de la tarde vi las sombras de una gran estadio sobre el rio, que en esta épocano es poco más que un hilo de agua. Imposible no pensar en el gigante a orillas del Paraná. La calle a esa hora estaba enmarañada de un tráfico caótico con pocos autos y muchísimas motos y rickshaws, esas mototaxis únicas, que se meten por todos lados y usualmente viajan atiborradas de gente. La primera parada fue un sector comercial del centro. Entramos a una casa de ropa, donde habia millones de blusas y camisas apara mujeres, entre 12 y 15 pesos. Pero hay que seguir caminando, hay mucho para ver y regatear.

Si uno pudiera definir esto con una palabra, podría ser grande. Todo es descomunal. La ciudad es amplisima, bellamente caótica, y absolutamente desordenada. La mayor parte del tráfico se concentra en avenidas ampias y larguísimas, prácticamente no hay calles laterales, y éstas son en la mayoría de los casos callejuelas o callejones, muchos sin salida, usualmente sin pavimentar. Uno se interna, sobre todo de noche, más de 20 metros y se acaba el mundo conocido. Y de vuelta a la avenida.

No es una novedad que la gente come en las calles. Hay infinidad de kioscos que venden artículos que en su mayoría son incomprensibles para el ojo occidental y puestos de comidas callejeros a modo de fast food orientales. Mañana la sigo, me vienen a cerrar la sala de informática, son las doce y veinte y ya hay que ir a dormir.

November 01, 2006

 

Atardeceres

Estoy descubriendo que los atardeceres aquí tienen algo especial. Hasta las cuatro de la tarde hay un sol persistente, seco en esta epoca del año, directo, crudo. Cerca de las cinco, de repente, un sol rojizo se acuesta sobre el horizonte, y por alguna efecto desconocido de la atmósfera en esta parte del globo y en esta parte del año, proyecta una luz dorada y tenue, que da lugar a pocas sombras y deja ver otro paisaje.

Hoy me tocó deambular por oficinas indias para terminar de tramitar el permiso de estadía. Con lo que me gustan los trámites, tener que venirme a la otra punta del planeta para recorrer oficinas!. Solo a mí me puede pasar. Tiene un lado positivo, y es que permite un contacto más cercano con la de vida de todos los dias de esta gente, cosa que no se da en todos los viajes. O tal vez soy yo que intento verle el punto opmista. Lo cierto es que empecé en los tribunales, un enorme edificio decrépito, somo si hubiera sifdo inaugurado en los años 50 o 60 cuando faltaban meses paraterminar de construirlo. La gente turnos para sus audiencias acuclilldos bajo la sombra de dos arbolitos de un jardin desvencijado. Ni siquiera entramos al edificio, nos atendieron a un costado de la puerta de acceso principal donde, sobre una suerte de cantero desmedido con piso de tierra suelta, una de oficial de justicia o mesa de entradas, tomaba las solicitudes y pedidos. Le conté los sellos que le puso a mi papel: nueve. Y se los pasó a un viejito que descanaba estirado con los pies literalmente apoyadas sobre otro escritorio escondido en las sombras, que firmó sin ganas. A diez metros, algom nunca visto: a pleno rayo de sol, una mujer y un hombre ofrecian servicios de tipeo en hindi e ingles, por módicas rupias, en dos olivetti grandotas y pesadas. Mas atras, en otra porción de sombra, no menos de 20 muchachos inmoviles, uno no sabe si descanso, o esperando que, o simplemente viendo pasar la vida: es la visión más usual que uno puede tener en la calle.

Después fuimos otra vez a la estación de policía, donde un inspector salido de una película, con anillos de oro y gesto de verdadero capanga, me firmó no se qué documento. Y de ahí al Ministerio, otro edificio descomunal, controlado por soldados. Nos fuimos metiendo en un laberito hasta que terminamos en una oficina decrépita, con mobiliario de no menos de 40 años, a excepción de la pantalla de plasma del funcionario de turno. Cuando la persona del Instituto que me acompañaba le dijo que era de Argentina, se olvidó de todo locomplicado que podía suponer el tramite, me preguntó si hablaba inglés, y comenzó un interrogatorio sobre los aspectos mas variados de la geografía argentina. Obvio que no tenía ni idea, y yo le parecía un elefante blanco entretenido, como para matar el tedio que llenaba su última media hora laboral. Arrancó inquieriendo con tono seguro si estábamos al lado de Chile, ese "país con forma de zanahoria" (sic). Tiré la toalla cuando me preguntó con gesto de interesado, como tanteándome, si Canadá estaba también en América, y si era muy lejos.

A la salida, el atardecer. Un pajaro gritón sobre la cabeza de Gandhi. Bueyes silueteados sobre un horizonte de interminables pastizales. La gente colma los colectivos antiquísimos, y se juntan entre cinco en las motitos con techo. Pero todo tiene otro color en estos atardeceres.

October 31, 2006

 

Maradona, las ardillas y los monos

Hay que rendirse ante la evidencia: Argentina significa Maradona. Anduve estos dos primeros días con esos cartelitos que se cuelgan del cuello con el nombre y el país. Y todo el que me miraba, decía: Aryentina?? Maradonaaaa!!. La primera reacción fue la de bendecir a Diego por hacerle saber al mundo que existimos: a la cuarta o quinta exclamación, ya mi cara era de fastidio. Algunos, sobre todos los africanos, ya me bautizaron "Maradona" como intuyendo, en falso, que secretamente poseo algo de secreta habilidad del diez, o que por una mera cuestión de nacionalidad estoy imbuído de su mística. Tengo un compañero de piso uzbeko hincha del Barcelona (?!) que casi me rogó que vea con él, el partido que hoy juega contra el Chelsea por la Champions. ¿Sabrá de mi gusto exquisito para la estrategia futbolera?.

Hoy tuve posibilidad de salir del campus y andar una hora por una ciudad vecina. Suficiente para seguir teniendo pantallazos deslumbrantes de este mundo distinto a todo lo que conocemos:

Burros sueltos en las avenidas, y cabras, y vacas, y hasta un camello tirando un carro, como el más pancho de los caballos

La gente en racimos humanos bajo la sombra de un árbol, en el sol enfermante del mediodia, esperando la nada, todo sentados en posición de cuclillas, con las rodillas flexionadas

Miles de bicicletas, motos y motonetas, estacionadas, apiñadas en cualquier parte

Colectivos y camiones que transportan cualquier cosa, incluso gente que viaja en la posición que encuentra, con una inscripción invariable en la parte de atrás: "Honk me". Les piden a los de atrás que le toquen bocina! Y vayan si cumplen: todo es un bocinerío, para pasar a cualquier tocan cuatro o cinco veces. El sueño del conductor argentino promedio.

Como no podía ser de otra manera, me alojaron en la tira de departamentos mas alejada, lindante con terrenos baldíos, que son semi selva. Y tengo de compañeras a unas ardillas amansadas del contacto con humanos, que se cruzan a nuestro paso. Marche una foto para Agus y Joa. Hoy descubrí una pequeña iguana amarilla mirándome muy tranquila desde la pared del baño miestras me lavaba los dientes...

Unos monos blancos de casi un metro, vecinos usuales. Hoy vi uno caminando muy tranquilo por el primer piso del campus, iba caminando con un africano y sorprendido, se lo señalé. Con cara de desencanto me dijo: "en mi país están por todos lados".

Tres gacelas pastaban en el terreno vecino a mi departamento, mientras un sol rojo y desteñido se escondía tras la silueta de dos torres de generación eléctrica

Los días calurosos y agobiantes, y las noches frescas y mansas, como en el verano del valle. El mate ya es mi compañero. Tan lejos, no deja de tener un gustito especial. Sobre todo si lo saboreo con la camiseta de Central puesta, sentado en el jardín, alargando mi íntimo festejo por la resonante victoria canalla del domingo.

October 30, 2006

 

Primeras impresiones

No fue fácil llegar. El viaje se hizo larguísimo por la parada de casi 10 hs en NY, los nervios en Air India por la visa, y el larguísimo trayecto hasta Bombay via París, que se hizo más largo porque no habia películas y porque ya me habia leído todo lo que tenía a mano para leer. En el medio, la incertidumbre por no saber que me pasaría con la visa. Finalmente llegué a Ahmedabad a las 3 30 am.
En la fila de inmigraciones me llamaron por los autoparlantes, y no lo escuché: la pronunciación de los indios me está costando... Afortunadamente una compañera de viaje que se asombró de mi apellido en la tarjeta de embarque (?) me avisó y empecé a tramitar... Como me habían prometido, habían avisado desde Air India Newark. Después de vivir media hora de experiencia "Expreso de Medianoche" y de sortear mil preguntas, me dieron un permiso de estadía temporario por 72 hs, en las cuales temgo que tramitar la bendita visa (ya estoy en eso).

La salida del aeropuerto de Ahmedabad bien podría ser la entrada a un mercado de abasto, o la puerta de un galpón de comisionistas de frutas y verduras. Primer paisaje de la India. Le hice caso a lo que había leído y tomé un taxi prepago. Como tenía que suceder, a los 200 mts. el taxi dejó de funcionar. Mientras esperaba que el chofer intentara arreglar el motor, nos empezaron a rodear una veintena de bueyes, llevados por dos jovencitos.. a la salida del aeropuerto internacional!. Ni lerdo ni perezozo, el chofer del taxi le pidió la bici, literalmente se trepó a ella, y se perdió en la oscuridad en un atajo hacia el aeropuerto. Para asegurarme como cliente, me dejó al pastor, que me miraba entre incrédulo y amenazante. Intenté tomarme una de esas motos con carritos que llevan gente, pero no hablaban ingles y no hubo forma de hacerme entender. De repente aparece con el taxista con un viejito al comando de un viejo Peugeot 304. Casi ni le dió las gracias al pastor, que se quedó resignado en su letargo, con las vacas a casi 500 metros.
Acá se maneja a la inglesa: todo cambiado, es raro tomar las rotondas hacia la izquierda, y pasar a los camiones por la derecha...

El trayecto hacia el Instituto fue todo lo que vi por ahora de India. Un pequeño flash...
Me alojo en el mismo instituto donde se hace el curso. El edificio es muy grande, moderno, lindo, raro, laberíntico, y repartido en un amplio espacio verde muy bien cuidado. Todo de ladrillos a la vista. Me dieron una habitación que comparto con un estudiante de Islas Marshall, y el depto. lo compartimos además con un sirio y uno de Zambia

Bueno, me tiré a dormir tres horas. A la mañana, estaba desperezándome y entra uno a mi pieza vestido de milico, con un muchachito con una escoba de esas artesanalaes, como echa a mano con hojas de algún arbusto, y le señalaba con el dedo donde barrer. Un paisaje del British Raj de la década del 20' . Despues, mientras íbamos al aula, vimos que otro seguridad controlaba la labor de dos obreros, que cortaban el pasto... a mano...
Tengo la sensación que estas imágenes son el preludio de los contrastes que me anunciaban, y que voy a empezar a ver en los próximos días.

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