November 01, 2006
Atardeceres
Estoy descubriendo que los atardeceres aquí tienen algo especial. Hasta las cuatro de la tarde hay un sol persistente, seco en esta epoca del año, directo, crudo. Cerca de las cinco, de repente, un sol rojizo se acuesta sobre el horizonte, y por alguna efecto desconocido de la atmósfera en esta parte del globo y en esta parte del año, proyecta una luz dorada y tenue, que da lugar a pocas sombras y deja ver otro paisaje.
Hoy me tocó deambular por oficinas indias para terminar de tramitar el permiso de estadía. Con lo que me gustan los trámites, tener que venirme a la otra punta del planeta para recorrer oficinas!. Solo a mí me puede pasar. Tiene un lado positivo, y es que permite un contacto más cercano con la de vida de todos los dias de esta gente, cosa que no se da en todos los viajes. O tal vez soy yo que intento verle el punto opmista. Lo cierto es que empecé en los tribunales, un enorme edificio decrépito, somo si hubiera sifdo inaugurado en los años 50 o 60 cuando faltaban meses paraterminar de construirlo. La gente turnos para sus audiencias acuclilldos bajo la sombra de dos arbolitos de un jardin desvencijado. Ni siquiera entramos al edificio, nos atendieron a un costado de la puerta de acceso principal donde, sobre una suerte de cantero desmedido con piso de tierra suelta, una de oficial de justicia o mesa de entradas, tomaba las solicitudes y pedidos. Le conté los sellos que le puso a mi papel: nueve. Y se los pasó a un viejito que descanaba estirado con los pies literalmente apoyadas sobre otro escritorio escondido en las sombras, que firmó sin ganas. A diez metros, algom nunca visto: a pleno rayo de sol, una mujer y un hombre ofrecian servicios de tipeo en hindi e ingles, por módicas rupias, en dos olivetti grandotas y pesadas. Mas atras, en otra porción de sombra, no menos de 20 muchachos inmoviles, uno no sabe si descanso, o esperando que, o simplemente viendo pasar la vida: es la visión más usual que uno puede tener en la calle.
Después fuimos otra vez a la estación de policía, donde un inspector salido de una película, con anillos de oro y gesto de verdadero capanga, me firmó no se qué documento. Y de ahí al Ministerio, otro edificio descomunal, controlado por soldados. Nos fuimos metiendo en un laberito hasta que terminamos en una oficina decrépita, con mobiliario de no menos de 40 años, a excepción de la pantalla de plasma del funcionario de turno. Cuando la persona del Instituto que me acompañaba le dijo que era de Argentina, se olvidó de todo locomplicado que podía suponer el tramite, me preguntó si hablaba inglés, y comenzó un interrogatorio sobre los aspectos mas variados de la geografía argentina. Obvio que no tenía ni idea, y yo le parecía un elefante blanco entretenido, como para matar el tedio que llenaba su última media hora laboral. Arrancó inquieriendo con tono seguro si estábamos al lado de Chile, ese "país con forma de zanahoria" (sic). Tiré la toalla cuando me preguntó con gesto de interesado, como tanteándome, si Canadá estaba también en América, y si era muy lejos.
A la salida, el atardecer. Un pajaro gritón sobre la cabeza de Gandhi. Bueyes silueteados sobre un horizonte de interminables pastizales. La gente colma los colectivos antiquísimos, y se juntan entre cinco en las motitos con techo. Pero todo tiene otro color en estos atardeceres.
Hoy me tocó deambular por oficinas indias para terminar de tramitar el permiso de estadía. Con lo que me gustan los trámites, tener que venirme a la otra punta del planeta para recorrer oficinas!. Solo a mí me puede pasar. Tiene un lado positivo, y es que permite un contacto más cercano con la de vida de todos los dias de esta gente, cosa que no se da en todos los viajes. O tal vez soy yo que intento verle el punto opmista. Lo cierto es que empecé en los tribunales, un enorme edificio decrépito, somo si hubiera sifdo inaugurado en los años 50 o 60 cuando faltaban meses paraterminar de construirlo. La gente turnos para sus audiencias acuclilldos bajo la sombra de dos arbolitos de un jardin desvencijado. Ni siquiera entramos al edificio, nos atendieron a un costado de la puerta de acceso principal donde, sobre una suerte de cantero desmedido con piso de tierra suelta, una de oficial de justicia o mesa de entradas, tomaba las solicitudes y pedidos. Le conté los sellos que le puso a mi papel: nueve. Y se los pasó a un viejito que descanaba estirado con los pies literalmente apoyadas sobre otro escritorio escondido en las sombras, que firmó sin ganas. A diez metros, algom nunca visto: a pleno rayo de sol, una mujer y un hombre ofrecian servicios de tipeo en hindi e ingles, por módicas rupias, en dos olivetti grandotas y pesadas. Mas atras, en otra porción de sombra, no menos de 20 muchachos inmoviles, uno no sabe si descanso, o esperando que, o simplemente viendo pasar la vida: es la visión más usual que uno puede tener en la calle.
Después fuimos otra vez a la estación de policía, donde un inspector salido de una película, con anillos de oro y gesto de verdadero capanga, me firmó no se qué documento. Y de ahí al Ministerio, otro edificio descomunal, controlado por soldados. Nos fuimos metiendo en un laberito hasta que terminamos en una oficina decrépita, con mobiliario de no menos de 40 años, a excepción de la pantalla de plasma del funcionario de turno. Cuando la persona del Instituto que me acompañaba le dijo que era de Argentina, se olvidó de todo locomplicado que podía suponer el tramite, me preguntó si hablaba inglés, y comenzó un interrogatorio sobre los aspectos mas variados de la geografía argentina. Obvio que no tenía ni idea, y yo le parecía un elefante blanco entretenido, como para matar el tedio que llenaba su última media hora laboral. Arrancó inquieriendo con tono seguro si estábamos al lado de Chile, ese "país con forma de zanahoria" (sic). Tiré la toalla cuando me preguntó con gesto de interesado, como tanteándome, si Canadá estaba también en América, y si era muy lejos.
A la salida, el atardecer. Un pajaro gritón sobre la cabeza de Gandhi. Bueyes silueteados sobre un horizonte de interminables pastizales. La gente colma los colectivos antiquísimos, y se juntan entre cinco en las motitos con techo. Pero todo tiene otro color en estos atardeceres.
Comments:
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Recorrer oficinas.... pasillos...papeles..... tramites....
Creo que te olvidastes algo, cuando te pusistes en el bolsillo eso que esta en el bolsillo de la campera, y de lo cual charlamos hoy.
Te olvidastes a Vero!!!!!!para que te solucione los tramites ajaajaja
Yo tengo un dicho que lo empleo diariamente
"TODOS LOS DIAS SE APRENDE ALGO"
mami
Creo que te olvidastes algo, cuando te pusistes en el bolsillo eso que esta en el bolsillo de la campera, y de lo cual charlamos hoy.
Te olvidastes a Vero!!!!!!para que te solucione los tramites ajaajaja
Yo tengo un dicho que lo empleo diariamente
"TODOS LOS DIAS SE APRENDE ALGO"
mami
que imagenes! que colores! desde buenos aires nos sumamos a esta fantástica aventura!
esperamos ansiosos tu próxima crónica diaria... aguante Apu!
Saludetes de Ara Pancho y Simón
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esperamos ansiosos tu próxima crónica diaria... aguante Apu!
Saludetes de Ara Pancho y Simón
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