January 27, 2007

 

La verdadera India (una de ellas)



Desde que llegué de la India, todo el tiempo veo noticias, imágenes, novedades de aquel país. Tal vez las veía siempre, pero no reparaba en ellas, en internet, en la tele, en los diarios, en los comentarios de la gente. Lo cierto es que eso me hace volver casi a diario a revivir mis días allá. También desde que volví, pude darme cuenta que no muchas personas me preguntan en profundidad por mi experiencia. Pocos se aventuraron a preguntarme algo que no sea si en la India había mucha pobreza...

Así que guardé las casi setecientas fotos para esas almas que estén interesadas. No es cuestión de andar aburriendo a la gente por ahi...
Esta semana se publicaron en La Nación una serie de artículos sobre la India, donde la presentan como la nueva potencia económica mundial, y donde, sin mediar diferencias de latitudes, kilómetros, culturas y cosmogonías, se intenta dar un paralelo con América Latina. Todo termina invariablemente con una suerte de moraleja para que aprendamos a ser como ellos: otra receta de la globalización que se escribe con la derecha: miramos algunos números y aprendemos a copiarnos de su economía. Yo escribí desde allá, que la India es ante todo tierra de constrastes. Claro que será una de 5 primeras economías del mnundo, para sorpresa de los incautos. Pero la pobreza sigue allí; la marginalidad y las personas viviendo en la calle es la postal de cada instante. El autor de las nota apenas si menciona eso. Hoy leí que se derrumbó una escuela-hogar en Gujarat, el estado donde viví 40 días. La noticia consigna que el sitio del accidente está a unos 300 kms al sur de Ahmedabad. La casa se derrumbó, porque muchas de las viviendas del interior están tan dañadas y faltas de mantenimiento, que no resisten el paso del tiempo. Esa es una de las verdaderas Indias. La que mantiene una deuda interna con la gente. La otra India de las inversiones en software, de multinacionales que desembarcan a raudales por el bajo costo de la mano de obra (oportunidad de crecimiento o viveza de la globalización para imponer condiciones de esclavitud laboral que benefician a unos pocos patrones de la torta?).

Cuando viajé a Diu, pasé cerca del lugar del accidente. Paramos en una ciudad que se llamaba Bhavnagar, y mientras los rusos se refugiaban en el aire acondicionado de un hotel para el almuerzo, yo decidí salir a caminar para sacar fotos. Era sábado al mediodía, y casi por primera vez estaba cara a cara con la verdadera India. Y ahí estaba la muchedumbre, los edificios derruidos, la resignación, el tiempo circular, el karma onmipresente, los niños que iban a la escuela, con uniformes casi salidos de una pelicula del neorealismo italiano

December 31, 2006

 

Fin de año

Sin dudas este fin de año- en unas horitas nomás- cuando alce alguna copita con cerveza fría me voy a acordar de todos mis amigos en mi experiencia India. Hace tres semanas que volví, y a muchos aún los extraño. Estarán cada uno en su tierra, festejando con rituales disímiles este año que se va. Algunos, como Leeno, por la diferencia horaria ya deben estar durmiendo alguna borrachera, metidos en 2007.

Como diapositivas rápidas van a desfilar las imágenes de mis compañeros de aventura. Uno de los deseos a pedir va a ser poder verlos algún día, otra vez. Mientras, mando algunos mails con saludos a los rincones más perdidos del mundo, como las botellas al mar de la canción de The Police: "I hope that someone gets my message in a bottle".

December 12, 2006

 

Despedida


El sol se esconde por la ventana, en mi último atardecer en la India. Llegó el momento de pegar la vuelta. Es hora de decir adiós a esta tierra tan fascinante, tan extraña.

Me llevo miles de imágenes en la retina, la experiencia de momentos irrepetibles, pocas certezas irreductibles y muchos nuevos amigos guardaditos en un rincón seguro del corazón.

Dejo aquí mucho de mi alma. No sirve mirar ahora para atrás, por que la nostalgia se apodera de todos los recuerdos de estos días, y usualmente y en caliente, no es buena consejera.

Cada viaje empieza y termina con un adiós, esa es su naturaleza, y su costado triste. Pero tambien cada viaje empieza y termina con una bienvenida. Me esperan lindas bienvenidas allá lejos, en mi tierrita. Es hora de empezar a anhelarlas, sabiendo que falta poco para tenerlas.

Gracias por leerme. Escribir me hizo sentir acompañado.

December 10, 2006

 

Amigos

Borges escribió que dormir es evadirse del mundo. Viajar, en cambio, es estar atento para descubrir nuevos mundos en cada instante, en cada lugar. Viajar es tener los ojos abiertos para ver nuevos paisajes y otras costumbres, y el alma abierta para encontrar, inesperadamente, nuevos amigos.

En esto pensaba por estos días, cuando se acercaba la hora de comenzar a despedir a todos los que estuvieron conmigo durante más de 40 días. Y como una casualidad (o causalidad), regresando de mi segundo paseo por Law Garden el viernes a la tarde, vi por la ventanilla del micro un cartel que decía que la guerra creaba odio entre los países, pero los viajes, amistad. Mi suerte pa' la desgracia hizo que fuera el último - de 75 - en irme del campus, y este fin de semana me tocó despedir a la mayoría. Mi incurable alma nostálgica otra vez me jugó una mala pasada, porque cada lugar del campus ya vacío es una añoranza de los momentos que pasé con muchos de ellos, todos exiliados voluntarios en esta experiencia tan rara y fascinante. Cada uno contando sus costumbres, trayendo a la memoria sus recuerdos más queridos. En cada rincón hay una charla. Y muchas risas.

La despedida más dura fue la de Carolina. Compañera inseparable y portadora de una amistad sincera y pura. Se llevó con ella su tonada paisa y me dejó mil anécdotas de su Medellín querido. Y la certeza que puede existir una amistad bella y sólida entre el hombre y la mujer... Dejamos tendidos algunos proyectos (que se cumplirán, seguro) como pretextos para visitarnos y conocer nuestros países.

Ayer se fue Inan, de Jordanía, contento con sus ocho kilos menos. Y hoy tuve que despedir a mi otro compañero de ruta: Emad, el gigantón de Siria. El me recibió el primer día a las tres de la mañana, con él compartimos departamento durante cuatro semanas, y luego fue mi companero de hoteles en los doce días del viaje. Otra vez el mismo nudo en la garganta y la imposibilidad de poder articular ni una palabra.

Las mejores despedidas son las más breves, no sirve prolongar esa efímera agonía. Con los africanos, su media cultura sajona hace que la cosa sea más fácil: apretón de mano, abrazito light y a otra cosa. Marcel, de Senegal, fue la excepción, pero algo de cultura francesa corre por sus venas: fue llorando todo el trayecto desde EDI hasta el aeropuerto. Esto me lo contó mi compañero Leeno con lagrimas en los ojos. No llegué a saludarlo. Tal vez, mejor. Ahora, sólo es tiempo de descuento hasta tomar mi vuelo mañana.

Amigos. Mi mochila vuelve llena de todos ellos.

December 08, 2006

 

Mount Abu

La última escala del viaje por Rajasthan y Agra es Mount Abu. Casi un punto límite antes de volver a Gujarat, Mount Abu es un pueblito de montaña, situado a mas de 1500 mts. Subimos por un terreno escarpado en zig zag. Una colonia de monos blancos nos mira pasar, acostumbrados al desfile de micros de turistas.
A medida que subimos, la montaña se va poblando de palmeras.

En Mount Abu, se tiene la sensación de estar en alguna isla del caribe. Hay que recordar varias veces que estamos arriba de todo: las calles serpentean por el ritmo tranquilo del pueblo. Más palmeras decoran edificios antiguos y derruidos de estilo inglés. Los pobladores andan despacio, en bicicletas.
El pueblito entero es un laberinto sumergido en una olla entre los cerros verdes. En el centro, un lago artificial construído hace siglos. Alquilo un botecito a pedal y doy una vueltita, para tener una perspectiva del pueblo desde el agua. Mount Abu es también muchos mercados de artesanías y baratijas. Debo confesar que los precios son mejores que en muchos lugares, pero nada supera en calidad a Jaipur. Acá se encuentran chucherías, y buenos precios, aunque fijos y sin regateos. Es un lugar para venir a escaparse, inclusive de los tours masivos. La mejor forma de disfrutarlo es caminando los mil senderos, perderse por enésima vez, alquilar una bici o una scooter. Y decidir tener tiempo para sacar mil fotos.

A la mañana del segundo día nos llevan a un centro de meditación y raja yoga. Luego, a un lugar de peregrinación hindú en lo más alto de la montaña. Hasta 100 metros antes de llegar uno puede encontrar negocios de lo que sea, y gente ofertando limones con pimienta y sal, choclos asados, pinturas religiosas, Coca Cola o Pepsi, la biblia y el calefón. Las mejores fotos están aquí, no en la panorámica nubosa del paisaje, sino en los gestos y en los haceres de la gente.

December 07, 2006

 

Jaipur y Jodhpur




El corazón de Rajasthan es la ruta que va desde Agra hasta Jaisalmer, casi en Pakistán. Las dos ciudades más interesantes de esta región , y casi de todo el noroeste de la India, son Jaipur y Jodhpur.


Jaipur es la capital del estado, con una ciudad nueva ordenada, muy británica en sus avenidas y grandes edificios rodeados de jardines siempre verdes. Se respira otro aire aquí, distinto a la poución de Ahmedabad, y se nota el toque histórico y mitólogico del antiguo Ragput. La ciudad vieja es el mayor encanto. El casco antiguo es en realidad una ciudad amurallada del siglo XV, y en sum interior, la ciudad rosa. Todos los edificios están construidos con piedra arenisca rosada. Imposible no resistirse a la tentación de evadirse del enésimo palacio al que nos quieren meter, y perderse en la ciudad vieja, un gigantesco mercado ambulante. Aquí están los mejores artículos de cuero, en verdadero estilo rajastani. Es un must para cualquier viajero a la india deambular por aqui, prestarle atención a los detalles de los edificios, y esperar en cualquier esquina la mejor y más rara de las sorpresas: Camellos esperando en la cola del semáforo, palacios reales en el medio de lagos secos, que uno imagina rebosantes de agua en los monzones, vendedores que ofrecen lo que no tienen, y averiguan siempre por nuestro "final price". Allá lejos, tres hindúes dejan pasar la tarde tomando un tecito en una ventanas de un primer piso. Y las vacas que cruzan la calle como los peatones más educados. Aquí se consiguen las mejores y mas coloridas sandalias para las damas, y para los caballeros, unas de cuero de camello por 150 rupias. Hago un par de buenas compras y me devuelvo al micro. Una bandada de palomas y un vendedor insistente hasta el hartazgo me persiguen en el camino de vuelta.


Me pasaron muchas más cosas divertidas en Jaipur, pero será materia de larguísimos mates entre amigos para ir deshojando las anécdotas. Es tiempo de hablar de Jodhpur, ciudad sagrada (los árabes compañeros de curso, desde su Islam se mofan con cierta sorna de este carácter sagrado, y entre dientes comentan" For indian people, every single place is holy, my friend"). Si Jaipur es rosada, Jopdhpur es la ciudad azul. Desde Mehranghar, o el palacio de Jodhpur, excavado en la roca del siglo XV, puede verse la ciudad vieja teñida de lavanda. Ese era el color que los monjes que vivían en las cercanias del palacio empleaban para significar la pureza del alma, y aún hoy en día lo siguen usando. El Palacio merece mil fotos. Trato de cubrir cada angulo fotografiable. A cada paso hay una instantánea. No lo describo, porque les pongo unas fotitos. El resto, descubranlo ustedes.


La tarde en Jaipur es otra opotunidad para el regateo. Me aventuro por un callejon estrecho absolutamente encantador, aún en sus hedores, y consigo esas sandalias rajastanis que tanto estaba buscando, al mejor precio. Barrio musulmán, dificil negociar con esta gente. Están más avispados que uno, y saben cuando tienen una buena oferta. En el quiosco de la esquina, me dicen que no me puedo llevar la coca cola, hay que devolver el envase. Entonces aprovecho para quince minutos de charla con el quiosquero que me prepara, como un obsequio, ese bocadillo que veo que mastican todos: sobre unas hojas verdes tiernas, vuelcan dulces incomprensibles. Se mete de un tirón en la boca, y sabe a flores y a caramelo dulce. Después se hace de noche. Cae una llovizna leve, la primera desde que llegué a la India, y a esa hora, las ratas se cruzan a nuestro paso por la calle, pero no me importa, estoy feliz de mi aventura urbana.


December 04, 2006

 

Taj Mahal

Es difícil contar con palabras lo que sentí cuando entré al Taj Mahal. Siempre me reía de esos que decían que ante una cosa de este tipo se emocionaban o se le ponía la piel de gallina. Apenas traspuse la puerta de acceso principal, y vi esa mole de marmol blanca reflejando el sol de la mañana de Agra, sentí eso. Volví casi 25 años atrás, y me acordé cómo mirábamos con mi hermano Javier la silueta del Taj Mahal en las tapitas de Coca Cola. Junto con las Cibeles, eran las tapitas más difícil de la colección. Y ahora lo tenía ante mí...

El Taj Mahal es perfecto y hermosísimo desde lejos, y desde muy cerca.
Desde lejos, impacta por lo impetuoso de sus formas, su volumen perfectamente simetrico, el blanco refulgente, la sensación de que no puede haber un edificio más bello. Dos mezquitas construídas en piedra arenisca rosada a cada lado completan el conjunto, agregando mas magnificencia y simetría. Desde cerca, uno no puede creer la maravilla de los detalles: millones de flores esculpidas en piedras preciosas y semipreciosas y encastradas al marmol, bajorrelieves nunca vistos...absolutamente maravilloso.

Cuando uno se cansa de recorrer cada detalle, puede sentarse a descansar en unos jardines bucólicos, muy cuidados. Siempre está ahí, omnipresente, la mole blanca. Nunca es tiempo se irse. Las mejores 750 rupias que uno puede invertir en su vida.

December 02, 2006

 

En el camino: de Rajasthan a Uttar Pradesh

Para llegar al Taj Mahal, ponemos proa al Noroeste. Apenas salimos de Jaipur, todo se vuelve blanco. El oeste de Rajastahn está repleto de canteras de mármol. Un polvo blanquecino y fino cubre los primeros rayos de sol. Los oficios van cambiando y ahora son dominados por la industria marmolera: talladores, cortadores, acopiadores. Todo es blanco. (después entenderé los colores del Taj Mahal y el porque de tanta piedra). Rajasthan es brillante, sobre todo con el sol de mediodia.

Como me pasó cuando salimos de Gujarat, al entrar a Uttar Pradesh, el estado vecino a Rajasthan, comprobamos diferencias notables, no sólo en el paisaje, también en los haceres de la gente. Se terminan los cerros y colinas, el paisaje quebrado cede y comienza una sabana inmensa, casi un paisaje de Africa central. Y se termina también el mármol y aparecen los hornos de ladrillos. Toda la planicie esta salpicada de torres cortas y de aspecto medieval, que lanzan un humo negro y persistente. Al costado del camino, sin intermitencias, hileras interminables de ladrillos. Todo es mucho más precario. Se advierte, como en ninguno de los paisajes anteriores, una economía de mera subsistencia. Casi desaparecen los camiones de carga. Mundo rural.

Cuando llegamos a Agra, pronto advertimos que esta ciudad es sólo famosa por el Taj Mahal. Nada para destacar de una ciudad muy desordenada, sucia, que vive al ritmo de los turistas gringos que vienen a ver esa maravilla blanca que estoy pensando como poder describir con palabras más o menos justas. Una maraña de vendedores insistentes como en ninguna otra parte nos empuja directo al lobby del hotel, nos condena al HBO de la habitación, a la espera del otro día. Antes de dormirme, pienso en las cosas que genera el turismo masivo.

November 30, 2006

 

Jaipur

Cuesta horrores desplazarse por las rutas de la India. Los trayectos no se miden en kilómetros, sino por cantidad de horas. Nos tomó cerca de 11 horas recorrer los 400 kms. que separan Udaipur de Jaipur. Atravesamos un territorio yermo, tierra del interior, vimos nuevamente oficios impensados y pasamos por infinidad de canteras de mármoo. Paisaje blanco. Al costado de la ruta, el calor y el polvo diluyen cualquier atisbo de buen ánimo. Cuando termina de caer la noche, al fin, Jaipur.

Lo primero que vemos y celebramos es un Pizza Hut. Promesa de problema gastrómico solucionado para los próximos tres dias (después descubriremos que es muy caro, y lo suplantaremos por el bendito Mc Donalds). A Jaipur le dicen "The Pink City", todo los edificios y casas del casco viejo estan construidos en piedra rosada. Despues de varias visitas institucionales, salimos a recorrer esta ciudadela vieja, justo a la hora en que el sol nos ofrece los mejores tonos para las fotos. La ciudad regala exotismo: las vacas cruzan las avenidas como escolares que salen de la escuela. Los carros tirados por camellos ya no son una novedad: esperan tranquilos en la cola del semáforo. Por la mano contraria, avanza un elefante pintado con colores pasteles, que se detiene, amaestrado, para la foto única.

Toda la ciudad vieja es una gran feria. Pero a diferencia de Ahmedabad, el color local es lo que impera. Los negocios más comunes con los que ofrecen todo tipo de productos textiles con el sello inconfundible de Rajasthan, y zapaterías donde es imperativo regatear. La ciudad nueva es, en cambio, ordenada, y con sello de distinción inglés. Eso no lo había visto hasta ahora...

Jaipur también nos ofrece la novedad de los rickshaw-bicicleta, a tracción humana, tan populares como las motorickshaw, pero más baratas. Eso si, se necesita un espíritu sádico para sentarse y dejarse llevar por jóvenes flaquísimos que se montan sobre los pedales en gigante esfuerzo. La otra novedad son los mingitorios públicos, a cielo abierto, fuente de hedores inenarrables. Uno se los encuentra en el momento menos pensado, y mas vale desviar la mirada y clausurar las fosas nasales por unos segundos, para salir indemne de esa experiencia.

Mañana temprano viajamos a Agra, para conocer la frutilla del postre de este viaje: el Taj Mahal. Esa, por supuesto, será otra historia.

November 27, 2006

 

Flaneurie

Lo mejor es dejarse vagar por las calles, avenidas y callejuelas para descubrir el verdadero espíritu de la India. El caos se vuelve bello, los colores toman otros tonos, los ojos no alcanzan a captar tanta hermosa desmesura. Mirar para arriba y para abajo, para cada costado. Tomarse el tiempo de hablar con los puesteros, regatear, sabiendo se espera el regateo, casi una señal de buena educación. Abstraerse de los hedores, escupitajos, y bocinazos de ringshaws, y descubrir a cada paso oficios y haceres inéditos, turbantes de todos los tonos, edificios derruidos en las penumbras.Y también, comederos baratos con cocina picantísima

Ayer a la tarde y hoy a la mañana pude rebelarme a la rutina de la salida en grupo, y me perdí en las callejuelas deUdaipur. Me encontré con las tradiciones de Rajasthan, sus rojos desmedidos, y con la esencia de un pueblo orgulloso de su carácter milenario. En este deambuleo encontré los mejores regalos: sandalias, artesanias en madera de sándalo, pinturas sobre seda. Los mejores objetos están aquí. Cada puesto es una tentación, y hay que ir despacito hacia adelante, sintiendo el viaje, sabiendo sin miedos que en lapróxima puerta estará la oferta que andamos buscando.

Cada rincón es una foto y una anécdota.

Mañana, doce horas de viaje hasta Jaipur, la capital del estado. Se termina el espíritu de tierra adentro. Otra vez la maraña humana

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