November 08, 2006

 

Regateo en Law Garden

Ahmedabad es tan grande como sus contrastes. Cada excursión a la ciudad significa conocer nuevos lugares. El micro avanza raudo por nuevas avenidas y uno tiene la sensación que jamás pasó por allí y que jamás volverá a pasar. Ya los oídos se van a costumbrando al infierno doméstico de las bocinas sonando todo el tiempo. Y la ciudad también depara sorpresas emocionantes y rincones melancólicos y serenamente bellos.

Hoy nos llevaron a Law Garden. Es un jardín público seguramente construído por los ingleses, muy british, que es conocido localmente como el "Jardín de los Enamorados". La hora del día le daba un tinte tenue e invitaba a recorrerlo. Eso es lo malo de los viajes en grupos: difícilmente uno puede separarse del rebaño. Y el rebaño busca usualmente shopping. Así que me asomé apenas al parque y prometí una visita descansada para recorrerlo sin prisas. Pero a la vuelta de la esquina había una buena recompensa: La feria callejera de Law Garden. Había sabido de ella en las averiguaciones previas que hice en internet (primer consejo a seguir para quien venga aquí: buscar todo previamente en internet, es imposible encontrar buena información una vez en la India). Y era como me lo imaginaba: decenas de puestos de venta ambulante de montones de artículos textiles. Blusas, polleras, vestidos, almohadones, alfombras, carteras, de todo...

Lo esencial en Law Garden es el regateo. Nos lo habían advertido, e hicimos caso. Los precios usualmente empiezan altísimos y se termina pagando lo que el regateador esté dispuesto a ceder. Las personas que atienden los puestos vanamente intentan comunicarse en gujarati, el dialecto local. Lo único que entienden, en correcto o pésimo inglés - lo mismo da- es la pregunta: "How much?" Ahi empieza el show. Usualmente se responde con un simple "no, too expensive". Y se bajan los calzones rápido, amigo: enseguida preguntan al comprador cual es su último precio. Una compañera obtuvo por 100 rupias una blusa que cotizaba originalmente en 450. Pregunté el precio de unas carteras que me gustaron, y me pidieron 50 rupias (un dólar), con eso me llevo dos, fue mi oferta. Okey! Se tiran por la borda las teorías de la administración respecto a las políticas de fijación de precio; el límite lo ponen las ganas de gastar, o la decencia - y la verguenza- de no pagar un precio desleal por productos artesanales que significan mucho tiempo de trabajo.

Mientras recorríamos los puestos, montones de niñitos nos ofrecían incansablemente sortilegios decorativos de todo tipo, elefantitos colgantes, muñecos hindúes, estatuillas en barro, relojes de Korea o de ahi a la vuelta. Había caído la noche, y Law Garden era otra vez era un hormigueo incensante de vehículos y una sinfonía desafinada de bocinas.

Comments:
estas en tu salsa gordo mieserable
jajajajaj
 
Hola Rodrigo, no nos conocemos. Soy Mariale y sé de tu mamá por la lista de internet. Entré en tu blog de puro curiosa y quedé maravillada por tus relatos. Es verdad que pintas con las palabras si es verdad que pintando generamos emosiones. Me hiciste lagrimear con los peques y sus ojitos sin esperanzas y luego me maté de risa con la descripción de tus compañeros de cuarto. Prometo volver a leerte, te queda yerba para el mate? hasta pronto.
 
otro buen comment para aprender un poco más, como dije antes, sin estar.
 
Muchas gracias a todos, es un feedback muy bueno para seguir escribiendo
 
Regatear es TODO un arte
Las pocas que veces que intenté hacerlo, lejos de salir airosa, me fui con las manos vacías y mi "demasiado caro" en el bolsillo!
 
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