November 13, 2006

 

Diu












El fin de semana me prendí en un viaje organizado por los rusos, que querían conocer el mar. El destino elegido fue Diu, una pequeña isla sobre el mar arábigo, en el mismo estado de Gujarat, a 450 kms. de Ahmedabad. Fueron dos experiencias en una: el mar en sí, y la odisea de recorrer 900 en rutas indias, un verdadero suplicio para la paciencia y el huesito dulce.

Las rutas indias tienen una quintuple combinación matadora:
1. Están en la mayoría de los tramos destrozadas, y sin banquinas.
2. Como en las ciudades, hay montones, centenares, miles de vacas y animales sueltos, muchas veces hasta tendidos en el mismo asfalto.
3. Casi no la transitan los autos, al menos en las zonas mas rurales o alejadas de las ciudades, pero están están atestadas de camiones de carga de mercancías, motonetas, y motocamionetas que transportan de todo, incluyendo personas, a no mas 40 kms por hora.
4. Tienen muy poca señalización
5. Parece no existir ningún tipo de conciencia sobre las condiciones mínimas y elementales de seguridad en la ruta: si se para el motor, ahi queda tendido el camión en el medio de la ruta. Todos manejan por cualquier lado, y uno se encomienda a la Medalla Milagrosa y al Gauchito Gil para salir vivo de allí.

Fueron ocho horas tediosas, que se hicieron más difíciles por los greatest hits hindúes que puso el chofer en el stereo de la camioneta, desde que salimos hasta que llegamos: Una suerte de Natalia Oreiro cantado en Hindi, con onda house de cuarta y estribillos pegadizos e insoportables. Los rusos, que conocen tanto de rock como yo de mecánica diesel, pedían subir el volumen y disfrutaban sus cinco minutos de locura.

Al fin, el mar. Diu es mitad destino turístico, mitad pueblo de pescadores. Mitad belleza con reminiscencia de escenografía, mitad hedor y color de pesca artesanal. La isla está coronada con fuerte portugués del siglo XVI, que mira a una isla con faro. Muy pintoresco. Dimos una vuelta rápida por la isla y acertadamente elegimos Hoka Hostel. Lindo, agradable, nice swimming pool y habitaciones confortables, con un servicio de comidas más que aceptable por 8 dólares la noche. Un poco de hipocresía india: En Diu se permite la venta de bebidas alcohólicas. Excepciones que genera el turismo. Destapamos tres lager de 650 cm, que después de dos semanas de abstinencia y ocho horas de infierno en la ruta, fueron un maná. Y de ahí a la playa. Para que les voy a mentir. Ni Cancún ni San Andrés. Mas bien Las Grutas, con playa mas angosta y palmeras atrás. El agua cálida nos permitió bañarnos hasta que, lento y melancólico, se fue el atardecer. Con eso ya había pagado mi viaje

En la playa tuvimos nuestros quince minutos de fama. No menos de 50 personas se fueron acercando y formaron una verdadera platea humana, sólo para vernos y pedirnos fotos. Uno sabe que tiene sus encantos, para qué dudarlo, pero nunca me habia pasado - ni creo que me vuelva a pasar esto. Todos nos sacaban fotos con sus celulares, hasta que apareció un fotógrafo con una réflex y comezó a ganarse su día. A pedido, les sacaba fotos con nosotros y luego arreglaba la entrega por un módico precio. Todos sienten enorme interés por saber de que país somos. La gente es amable hasta lo increíble, humilde por naturaleza y estoicos en su simpatía, a pesar de todo.
Hay más de Diu, la sigo mañana

Comments:
pormenorizado y acabado relato de un dia en el mar rodeado de gente extraña pero amable,toda una experiencia de vida que sera dificil olvidar.muy bueno.
albert
 
En el país de los ciegos el tuerto es rey!
Un dato, guarda los comprobantes cada vez que cambias rupias porque te los piden a la salida(nos conto la mama de pancho)saludetes!
 
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